viernes, 3 de septiembre de 2010

CLAUDIA (cuento)

(CAPITULOS I AL 111)
CLAUDIA
I
“Me encuentro acá, sola, recordando parte de mi vida… ¿afuera? ¡Qué sé yo como está afuera! Talvez el sol esté brillando en un límpido cielo, pero no me importa, no me importa ya nada. ¡Estoy tan cansada de vivir! Quizás Dios se apiade de mí y me mande el descanso eterno.
¡Qué de positivo saqué en estos años? ¿Amistades o amores? Aun recuerdo a Maylí, mi gran amiga, la cual se fue a la Argentina y no supe más de ella. Y ¿Raúl? El hombre de mi vida, al que amé y aún amo como a ninguno, pero que tanto dolor me causó y ¿Zaida?, puedo entender que por amor se hagan cosas increíbles, pero hacer tanto mal, como el que me hizo ella por su amor a Raúl, aún no lo puedo comprender.
¡Los recuerdos acuden a mi mente cual loco torbellino! ¿Por qué no puedo alejarlos? Más ya no siento dolor, solo una gran paz que me invade el corazón. No siento sufrimiento, no, no siento nada… solo veo un profundo pozo. ¡Qué ganas tengo de dormir!”
II
— ¡Claudia!, ¡Claudia! ¡Espérame!
— ¡Hola Maylí! ¿Dónde te habías metido? Ayer te estuve llamando todo el día para ir al cine.
— ¡Estuve correteando haciendo mis papeles!
— ¿Papeles?
— ¡Sí! Te cuento que mi hermano, mi cuñada y yo nos vamos a radicar a la Argentina.
— ¡¿La Argentina?! ¡Dios! ¿Porqué tan lejos?
—Es que Pepe halló un trabajo allá, como capataz en una obra y como no quieren que me quede sola, me llevan con ellos.
— ¡Pero Maylí, si sabes que puedes quedarte a vivir conmigo! Trabajaríamos juntas, y así nos haríamos mutua compañía.
—Lo sé Claudia, ¿Crees que no me siento triste al pensar que estaremos separadas? Pero soy menor de edad y como estoy bajo la tutela de mi hermano desde que quedamos huérfanos, debo irme con él. Y no creas que no hemos pensado en ti. Mi hermano quería llevarte también, pero como estamos mal económicamente, no fue posible.
—Les agradezco mucho, mas sé que la situación de ustedes es desesperada. Lo que me apena es que no tendré a nadie a quién recurrir como lo hacía con ustedes. Para mí siempre fueron la familia que nunca tuve.
— ¡No te pongas triste Claudia! Vamos a estar separadas solo unos cuantos meses, ya que es nuestra intención ahorrar y mandarte dinero para que puedas venir a vivir con nosotros.
— ¡Eso sería fabuloso Maylí! pero dime, ¿cuándo se van?
—Mañana a las once de la mañana, por tren.
— ¿Mañana? ¿O sea que solo estaremos juntas unas cuantas horas más?
—Pero Claudia, ¿Qué te desespera? Ya te dije que nuestra separación va a ser momentánea. ¡Vamos! ¡Anímate!
—Está bien Maylí, ¡Dios! Se me pasó la hora, llegaré tarde a la fábrica.
—Corre Claudia, perdóname por haberte detenido ¡Chau!
— ¡Hasta mañana Maylí! ¡Nos vemos en la estación!
III
—Bueno, creo que tenemos todo ordenado. Solo nos queda esperar y soportar todo el viaje —Pepe, hermano mayor de Maylí, se encontraba ordenando las últimas maletas en el compartimiento del tren. A su lado, se encontraba Ana, su mujer, una joven frágil que parecía una niña de quince años por la contextura de su físico. Era muy buena, y quería a Maylí, su cuñada, como si fuera su hermana menor. Compartía con ella las penas y alegrías, complacía todos sus caprichos, le aconsejaba y hasta la defendía cuando Pepe quería sermonearla. Entre todas las amigas que Maylí había tenido, a la que más quería era a Claudia, por su manera de ser, aunque a veces la inquietaba porque la veía demasiado dulce e ingenua para una época como la presente. Ellos se habían convertido en su única familia y sentía cierta tristeza al pensar que se quedaría sola, sin el apoyo moral de ellos. Un escalofrío corrió por su cuerpo sin explicarse el porqué. De pronto la vió, caminaba presurosa, buscándolos, con esa mirada entre triste y desesperada. Levantó su mano y agitándola, la llamó.
— ¡Claudia! ¡Acá estamos!
— ¡Hola Anita! ¿Cómo estás Pepe?, veo que ya están listos para irse.
—Así es Claudia, lo único que siento es el no poder llevarte con nosotros.
—No te preocupes Pepe, lo sé. Voy a seguir estudiando y trabajando, además voy a tratar de ahorrar algo para poder juntarme con ustedes. Lo único que quiero pedirles es que no se olviden de mí. Escríbanme de tanto en tanto. Eso me hará sentir feliz.
—Claro que sí Claudia, apenas nos instalemos lo haremos —contestó Pepe.
Maylí tristemente le dijo:
—Que bien que llegaste a tiempo, Claudita, temía que no te veríamos.
—Aunque me duela el hecho de estar separadas, nunca dejaría de despedirme de ti, hermanita, pero cuéntame ¿cómo te sientes?
—Alegre y triste. Alegre porque al fin voy a conocer la Argentina y comeré esos sabrosos asados que tanto mencionan, además de conocer a los guapos argentinos. Y triste porque no sé por cuanto tiempo estaremos separadas. Me apena el saber que te quedarás sola.
—Yo también estoy triste, Maylí. Es más, desde que me levanté tengo el presentimiento de que nunca más los volveré a ver. —Claudia no pudo evitar que unas lágrimas le corrieran por el rostro.
—Querida Claudia —terció Ana—, yo te comprendo. Es difícil a veces separarnos de quienes queremos. Siempre pensamos que nunca más los vamos a ver. Pero ya verás que no es así y de aquí a un año o dos, estaremos juntas nuevamente, claro, si Dios no dispone otra cosa.
—Bueno —intervino Pepe —, nuestro tren ya va a partir. Claudia, quiero que sepas que siempre vas a estar en nuestros pensamientos. Cuídate mucho y trata de conservarte tal como eres, sencilla, buena y pura de corazón.
—Gracias Pepe. Adiós querida familia, deseo que les vaya bien. ¡Los quiero mucho! –terminó diciendo Claudia mientras daba un fuerte abrazo a Maylí.
El tren se fue alejando poco a poco. Luego tomó mayor velocidad hasta convertirse en una gigantesca víbora, que iba serpenteando por las vías, hasta perderse de vista en un recodo.
Lentamente Claudia se secó las lágrimas y comenzó a caminar hacia la salida de la estación. Sintió un dolor punzante en el costado, obligándola a detenerse un momento. Pero pasó y reponiéndose, se fue a su pequeña pieza.

CONTINUARÁ...

1 comentario:

  1. ...traigo
    sangre
    de
    la
    tarde
    herida
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    TE SIGO TU BLOG




    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...


    AFECTUOSAMENTE
    MI RINCONCITO

    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.

    José
    Ramón...

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