Calló la vida de una gran cantante, la Negra Sosa, como cariñosamente la llamábamos. Cuando la escuché por primera vez me gustó tanto su voz y su manera de cantar con el alma, que la convertí en mi cantante favorita. Cuando podía compraba sus discos o sus cassettes. Cantaba con ella todas las canciones y no me cansaba de escuchar una y otra vez. No conozco su vida íntima, pero por la forma sencilla de expresarse, de ayudar especialmente a UNICEF, sin hacer gran alarde, demuestra que era una persona de gran humanidad, sensible y con un gran corazón. Dios le dió un gran don y ella supo responderle, porque se entregó enteramente a su arte y no dudó en transmitirlo a sus miles de seguidores. Gracias querida Mercedes, porque tus canciones me traen recuerdos de la época más bonita de mi vida. No solo me enamoré, sino también aprendí a comprometerme y luchar por los derechos de las personas. Vivirás siempre en mi memoria.
martes, 6 de octubre de 2009
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