domingo, 28 de febrero de 2010

LA VIDA SIGUE IGUAL (ANECDOTA)

Esta historia la conoci hace unos años atrás. En una fiesta, vi que una pareja ya mayor cuando tocaron la canción de Sandro "La Vida sigue igual", salieronn a bailar y mientras lo hacían lloraban. A muchas personas nos extrañó esta actitud, y lo comentábamos en un círculo pequeño preguntándonos cual era el motivo por el cual actuaban así. Entonces un señor, que seguramente nos estaba escuchando, se acercó a nosotros y nos contó la siguiente historia.
Esta pareja tenía un único hijo, a quien querían entrañablemente, era un muchacho muy sensible, poeta, idealista y soñador. Tenía muchos amigos, era un buen estudiante y parecía que su futuro sería excelente. Pero un nefasto día se enteraron que su hijo padecía de cáncer terminal en los ganglios, no había remedio, a los pocos meses murió, pero antes de hacerlo les hizo prometer a sus padres que siempre lo recordarían y bailarían esa canción de Sandro que tanto le gustaba: "La vida sigue igual". Seguramente lo hizo pensando que sus padres tomarían la letra como un aliciente a continuar adelante, pero ellos no pensaban así, y resultó una tortura ya que debían cumplir con su promesa. Esa historia me formó un nudo en la garganta y, al igual que todos los presentes, guardamos silencio respetando su dolor.